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¿Es adecuado fijar la cuota alimentaria de un hijo adolescente según la Canasta Básica Total y la Canasta de Crianza, o deberían considerarse otros parámetros?
La determinación de la cuota alimentaria ha sido un tema recurrente y controvertido en la jurisprudencia argentina. En particular, la fijación de esta obligación en función de índices económicos objetivos, como la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta de Crianza, introduce un debate sobre la justicia y la equidad en las responsabilidades parentales. Este artículo analiza un caso reciente donde el Juzgado de Paz de Daireaux abordó esta cuestión, subrayando la importancia de actualizar las cuotas alimentarias con parámetros económicos realistas y considerando la posibilidad del progenitor de trabajar para cumplir con sus obligaciones.
En el caso “M. M. V. c/ K. M. G. s/ Alimentos”, una madre solicitó la fijación de una cuota alimentaria para su hijo adolescente de 16 años, proponiendo una actualización basada en el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) y una base no inferior a $50.000. El progenitor, que trabajaba en una pizzería y tenía otra hija a su cargo, ofreció $40.000, argumentando que ya cubría otros gastos del menor.
El juez a cargo, Javier Pablo Heredia, evaluó las circunstancias y determinó que la cuota alimentaria debía fijarse utilizando la CBT del INDEC y la Canasta de Crianza, considerando también la disponibilidad de tiempo del progenitor para obtener mayores ingresos.
El juez Heredia destacó que la obligación alimentaria no se limita solo a la provisión de alimentos, sino que abarca una serie de necesidades vitales para el desarrollo integral del menor. Entre estas, se incluyen:
Este enfoque integral subraya la amplitud de la responsabilidad alimentaria y la necesidad de que los parámetros para su fijación reflejen estas múltiples facetas.
La CBT y la Canasta de Crianza se utilizan como indicadores para determinar el costo de vida y crianza de un menor. En este caso, la Canasta Básica Total del Gran Buenos Aires se consideró adecuada para medir el costo que representa un adolescente de 16 años. Además, se añadió la Canasta de Crianza, un índice específico que evalúa los costos asociados a la crianza de niños entre 6 y 12 años, adaptándolo a la situación del adolescente.
El juez hizo un énfasis particular en la perspectiva de género al cuantificar la cuota alimentaria. Reconoció el esfuerzo adicional de la madre, quien trabajaba en dos empleos y se encargaba exclusivamente de la crianza y atención del adolescente. Este aspecto fue crucial para entender por qué se consideraba necesario que el padre, quien solo trabajaba los fines de semana, debía buscar un empleo adicional para cumplir con sus obligaciones alimentarias.
El fallo también criticó la utilización del SMVM como parámetro para actualizar la cuota alimentaria, señalando que este no refleja adecuadamente las variaciones económicas que impactan directamente en los costos de vida. En cambio, la CBT y la Canasta de Crianza proporcionan un ajuste más inmediato y representativo de las necesidades del menor.
El fallo destacó que el progenitor contaba con suficiente tiempo para buscar un empleo alternativo que le permitiera cumplir con sus obligaciones alimentarias. La decisión judicial enfatizó que no es justo que uno de los padres asuma toda la carga económica y de cuidado mientras el otro se limita a cubrir un monto insuficiente bajo el pretexto de no poder trabajar más horas.
El juez también señaló que el progenitor se había desentendido en gran medida de la crianza de su hijo, delegando esta responsabilidad completamente en la madre. Esto refuerza la necesidad de que la cuota alimentaria refleje no solo la capacidad económica actual del padre, sino también su potencial para aumentar sus ingresos a través de un trabajo adicional.
La sentencia ordenó que la cuota alimentaria fijada se actualizara mensualmente según el índice de la Canasta Básica Total. Esta decisión asegura que el monto asignado mantenga su poder adquisitivo frente a la inflación, proporcionando una estabilidad económica esencial para el menor.
Este fallo es significativo por su enfoque innovador en la fijación de la cuota alimentaria, utilizando índices económicos concretos y considerando la perspectiva de género. Establece un precedente en el cual la responsabilidad parental no solo se mide por la capacidad actual de los progenitores, sino también por su potencial para contribuir adecuadamente al bienestar de sus hijos.
Este caso podría influir en futuros fallos relacionados con la fijación de cuotas alimentarias, especialmente en situaciones donde un progenitor intenta limitar su contribución basándose en su empleo actual. La jurisprudencia podría seguir este enfoque, insistiendo en que ambos padres compartan equitativamente las responsabilidades económicas y de cuidado.
El fallo emitido por el Juzgado de Paz de Daireaux marca un avance significativo en la protección de los derechos del menor y en la distribución equitativa de las responsabilidades parentales. Al utilizar la Canasta Básica Total y la Canasta de Crianza como parámetros, se asegura que la cuota alimentaria refleje de manera realista las necesidades del menor y la capacidad económica de los progenitores.
Este caso no solo refuerza la obligación del progenitor de buscar activamente un mejor empleo para cumplir con su responsabilidad, sino que también establece un precedente importante en la consideración de la perspectiva de género en la fijación de las cuotas alimentarias. Es un llamado a la justicia para que, en todos los casos, se priorice el bienestar del menor y se exija a ambos padres un compromiso equitativo y realista.